miércoles, 23 de abril de 2008

Doctor Blind, just prescribe the blue ones.

Súbitamente se deshoja el cuerpo,
hacen maravillas con las sobras,
imploran, desde el suelo, la hendidura de otro océano sin ganar.
Se hace un otoño eterno en esta piel que arrastro.

Desde el llanto,
las carencias.

Siete cuervos rondando el féretro.
Los picos arden. Lívida, lo juro,
como última noche de fiera en aquél armario que de azul tiñe la memoria.
Carta a la que se oculta entre la hierba:

-No dejes que las palabras pendan de tus vestidos sin zurcir.
Algún día encontrarán la vesícula en el cajón;
el día que todos quemen las hojas de quien nunca fui.

¿De qué insomne me hablan,
si la luz de quien fue vida en otoñono pudo concebir su luna,
sino tan sólo morir de lo que nunca se atrevía?


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Siempre es de noche en el cuerpo ajeno.
Siempre este morar tan lejos de mi rostro.

2 comentarios:

juan dijo...

hola berenice bienvenida y un gusto leer tu bella poesia,es hermoso tu manto poetico..

Gabiota dijo...

emily haines? inspiradora? si es asi para mi tambien lo fue...